lunes, 5 de noviembre de 2012

COSAS DE VIEJO



Me hago viejo.
Lo sé por las arrugas mal nacidas de mis versos.
Tú lo notas,
aunque no lo dices,
tu educación religiosa te lo impide,
en la cojera de mis besos.
Sé que me hago viejo
porque ya no me buscas en los bares
cuando me pierdo,
aunque los bares estén llenos de viejos
que acostumbran a beberse
con cada trago
toda una vida de derrotas.
Nací viejo.
Crecí viejo.
Mi problema  es que envejezco
cuando estás lejos.
Pero te prometo hacerme joven.
Por eso, desde hoy,
me aferraré a tus piernas
que son mi olvido.
Para hacerme recordar ya está tu lengua.
Y, aunque, tu espalda se empeñe en mostrarme
el camino hacia tu boca,
nunca llego.
Siempre me pierdo antes de cruzar tu ombligo.
Empiezo a jugar en tu humedad,
y ya soy otra vez un niño.
Lo sé.
Soy un desastre.
Ya sabes.
Cosas de viejo.